viernes, 28 de febrero de 2014

El patrimonio de Izagaondoa

Izagaondoa es uno de esos municipios que están ahí pero que mucha gente no lo conoce. Cuando una persona llega a este valle, lo primero que le llama la atención es sus pequeñas aldeas y deduce, sin mucho miedo a equivocarse, que a este municipio le faltan habitantes. A pesar de esto, en cuanto empieze a descubrir Izagaondoa, se llevará una sorpresa debido a la gran variedad de patrimonio que aquí se esconde.

Descubre la sencilla pero antigua ermita de Idoate. Descubre la gran imponente iglesia de Idoate donde en su interior, además de una talla de madera del siglo XIII, la pila románica. También es recomendable una visita al lavadero y a la pequeña pero antigua fuente.
Pueblo de Idoate
Ermita de San Miguel de Idoate

Si nos acercamos a Lizarraga vemos la portada de su iglesia y la virgen del Rosario, ámbas románicas. Un cáliz del siglo XIV también se guarda bajo el tejado de la iglesia de Lizarraga. Y sin olvidarse de su robledal, que por casualidades de la historia, llegó a ser propiedad de la familia cercana de San Francisco de Javier, patrón de Navarra.
Plaza e iglesia de Lizarraga

Si nos vamos al despoblado de Mendinueta, veremos su esbelta torre medieval que, anclada a la roca, resiste al paso de los años sin derrumbarse. Y allí, en las alturas del monte Leguín, se encuentran los restos de una fortaleza, la más antigua registrada en Navarra, que servía para defender a los Pamploneses de los ataques enemigos.
Antigua fotografía de la torre de Mendinueta

En Zuazu el visitante se encontrará con la imponente Casa del Caballero, antiguo palacio del siglo XIX, en donde se encuentra una pequeña exposición etnográfica que el dueño ha montado en la entrada. Su antigua fuente también es digna de visitar. Santa Maria reside en el retablo de una sencilla y pequeña iglesia románica en el propio pueblo. Allí también pasa el invierno San Miguel o como es conocido aqui, el Criadico, que, cada 8 de Mayo, asciende hasta la basílica-ermita de Izaga donde le espera un San Miguel mayor, llamado el Amo, a que le traiga noticias. Esta basílica se encuentra muy cerca de la cima de la Peña Izaga y es el templo más grande del valle, además de ser uno de los más antiguos. Es recomendable subir hasta la basílica para verla y contemplar las vistas de media Navarra, incluida toda la Comarca de Pamplona.
 
Retablo de la iglesia de Zuazu
Basílica de San Miguel de Izaga

En Reta, el visitante se encuentra con un pueblo algo extraño. Según algunos estudiosos, esta aldea, debido a su forma y emplazamiento, pudo estar fortificada. Algunas casas, incluida la poderosa iglesia gótica de San Pedro, pudieron actuar de muralla. En la parte este del pueblo, se encuentra la fuente que recientemente ha sido restaurada. Al sur de este pueblo se encuentra "El Parque de las Mariposas", una obra de arte de la mano de Javier Zandueta y al que todo el que se acerque le recibirá con las manos abiertas. Que sepa que allí hay objetos que representan los enanitos, o un ajedrez gigante, o a San Fermín. Todo hecho con materiales reciclados.
Ábside de la iglesia de Reta

Si el visitante sigue hacia Ardanaz, se encontrará a la entrada del pueblo un crucero gótico donde antaño se les recibía a los del valle de Lónguida que iban camino de Izaga en la semana de calamidades. Esos peregrinos entraban en la iglesia que, como se puede comprobar, tiene estilos variados. Según va de atrás hacia el altar, irá del románico al neoclasicismo. Pero la verdadera joya de esta parroquia está en sus bovedas. Allí, justo encima de la puerta, han permanecido desde el siglo XIV unas pinturas murales en las que no falta el Santo patrón de Ardanaz, San Martín, además del escudo de quien las pintó, probablemente el señor de Grez. También destaca como detalle inusual el calendario que decora el arco cercano al coro en donde aparecen representados las costumbres que antaño se hacían relacionados con cada mes. Solo marzo no se ha podido recuperar.
A las afueras del pueblo, en el camino de Izaga, se encuentra la "Fuente arriba", la más antigua del pueblo. En mitad del casco urbano el paseante se encontrará con la casa consistorial del valle y con el lavadero municipal. También es recomendable acercarse hasta uno de los barrancos cercanos del pueblo donde se conserva el único puente románico del valle.

Fragmento de las pinturas de Ardanaz

Conforme el visitante se acerca al siguiente pueblo, Iriso, verá que va cambiando el paisaje del valle. Este pueblo, junto con su hermano Beróiz, son dos puntos claves ya que se puede controlar prácticamente el valle entero sin necesidad de ascender a Izaga. Allí esta su antigua iglesia en donde la Asociación "Valle de Izagaondoa" montó en 2011 una exitosa exposición y en navidades del 2012, hubo una exposición de belenes organizado por el Ayuntamiento. Mi enhorabuena a las dos agrupaciones por dar vida a este pequeño templo. Destaca el tejado de esta parroquia, ya que por dentro podemos ver los maderos originales con cabezas de animales tallados en los extremos.

Pueblo de Iriso

A unos 500 metros, aparece Beróiz, un despoblado con una casa, un palacio, un lavadero y una iglesia que daba veneración a San Martín de Tours. La iglesia es lo que mejor se conserva pero todo va camino de la ruina.

Casa nueva, en Beróiz

En mitad del camino de subida a Izaga por la parte este del valle, llegamos a un pinar de repoblación que, hasta hace casi 80 años existía un pueblo llamado Izanoz. Solo un gran claro con varios cruces de caminos, una cabaña de refugio y restos de muros nos marcan que allí estaba el pequeño Izanoz.

Bajando por uno de esos caminos, el visitante llega a Urbicáin donde a 300 metros de alcanzar la localidad, sobreviven las ruinas del molino harinero con balsa. Una extensa balsa aparece al lado del camino y, un poco más escondido, aparece la sala de molienda donde aun queda toda la maquinaria. Debajo de esta está la cavidad donde caía a presión el agua de la presa y hacía rotar las muelas. En el pueblo en el que destaca que su casco antiguo esta abandonado pero que a las afueras hay actividad ganadera. Destacan casi todas las viviendas: una tiene una fachada única en Navarra (Casa Icurgui), en la última que cerró (la llamada Casa Pedroz que en diciembre se conmemorarán 10 años sin vida) está inscrito que la hizo Pedro Oroz y su mujer en 1568, y  la casa que está a la entrada de la carretera (Casa Melchor) que destaca por su imponente portalada. También hay un precioso escudo. La iglesia de San Esteban, ahora del ayuntamiento, tenía un precioso retablo barroco que ha llegado a emigrar. Una lástima.
El desaparecido retablo de la iglesia de Urbicáin

El siguiente pueblo para ver en Turrillas donde, a la entrada, señaliza la existencia de una fuente Románica. Se encuentra muy escondida por lo que el visitante tiene que seguir unas señales de madera que hay desde la plaza nada más llegar a la izquierda. Un bonito rincón donde disfrutar de una tarde de verano. La iglesia del pueblo también es románica pero de las más sencillas. En su interior se nota la falta del coro debido a que está en el museo diocesano debido a que es un coro de madera tallado del gótico y de gran valor. Es una pena que no esté en su sitio original.
Fuente de Turrillas

Acabando ya este viaje por el patrimonio del valle de Izagaondoa, el visitante se dirige a Induráin donde hubo un albergue de peregrinos. A día de hoy, se sabe que fue de la encomienda de San Juan de Jerusalen y se puede apreciar el claustro del antiguo monasterio que estaba muy cerca a la iglesia y que también era del monasterio. Destacan en el pueblo preciosas fachadas. A las afueras, camino de Aizpe, está la fuente medieval.
Plaza en Induráin

El punto final y el más fuerte del recorrido lo compone el despoblado de Guerguitiáin. Su iglesia románica de finales del siglo XII, ahora también del ayuntamiento, ha sido recientemente restaurada por el gobierno de Navarra. Podemos ver capiteles con muchos elementos de la naturaleza de aquel lejano siglo XII. En su interior se ve un pequeño coro de madera de pino pero si nos subimos a él, nos damos cuenta de por qué esta iglesia esta declarada bien inventariado. En una de las columnas que suben cerca del coro, concretamente en el lado de la Epístola antes de que la columna se transforme en arco, nos encontramos cara a cara con el autor de esta joya del románico. PETRUS ME FECIT (Pedro me hizo) es lo que pone en este capitel. Una firma rara de ver en esta época y de la cual estudiosos han seguido el estilo de Petrus por toda Navarra e incluso parece que llegó hasta Galicia.
Firma de Petrus en Guerguitiáin

El visitante se marcha alucinando por lo que ha visto. Para ser un valle tan pobre, hubo una época que relujo porque todo esto ha costado mucho. Y lo que tiene que hacer es salvarlo.
Izagaondoa tiene patrimonio abundante. Probablemente el municipio con más variedad en toda Navarra. Ojala podamos conservar todo esto que nuestros antepasados han sabido heredarnos. Ánimo.




(Quiero que se sepa que las diversas fotografías que aquí se muestran, todas no son mías. A Simeón Hidalgo le he "tomado prestada" la fotografía de Petrus. A Joaquín Ayechu le he cogido de un reportaje que hizo sobre el valle hace algún año, las fotografías de Reta, Ardanaz, Urbicáin y Turrillas. Las demás o son propias, o extraidas de Internet.)

sábado, 22 de febrero de 2014

¿Quien no ha soñado con el paraíso?

Imaginese el lector en Izagaondoa a principios de julio. Todos los campos, algunos ya bastante amarillos, ondean al viento a la espera de que sean cosechados y que puedan dar de comer a los hombres. Los pueblos, en su mayoría, se llenan de alegria. Esa alegría que viene al principio del verano y que dan vida a los pueblos.
Para mi, este precioso valle es el mejor sitio donde pasar este periodo del valle. Tiene su encanto. ¿Quien no me dirá que prefiere despertarse y escuchar los cantos mañaneros de los pajarillos en vez del ruido del tráfico? Uno siente que se ha despertado en el paraiso. El salir a la calle y ver a la gente de siempre, que ilusionada, se dirige a la plaza a escuchar la tertulia diaria sin tener que pensar en el agobio que se produce en el invierno debido a la rutina de siempre.
El escuchar el ruido de la maquinaria agricola por las afueras del pueblo y que de todos los rincones salgan, como las lagartijas al sol, los más pequeños del pueblo para ver marchar a los agricultores a la faena que les espera en el campo.
Ya por solo esto, merece vivir la vida con alegría. El saber que hay un lugar en este planeta con el que consigues desconectar de todo. Ese sitio se llama Izagaondoa.
San Miguel nos vigila desde lo alto de la peña Izaga y nos presta su protección para que seamos muy felices en estas tierras. No habrá visto ni pocas parejas felices que acuden una tarde a visitarle para dejar ese amor en las manos de San Miguel. Yo lo pienso hacer.
Idoate, Lizarraga, Zuazu, Reta, Ardanaz, Iriso, Turrillas e Induráin parecen completamente diferentes. Y más cuando llegan las fiestas de los pueblos en donde la felicidad de todos los Izagaondoarras e incluso de los invitados, rebosa hasta regalarla.
Sin embargo, allí está Mendinueta. Solito y muerto, recuerda aquellos veranos de antaño en los que se lo pasaba igual de bien e incluso en Octubre, cuando se hacían las fiestas patronales.
Solo puede recibir a los paseantes que se acercan hasta él para recordar aquellos recuerdos que marcaron a las gentes de alrededor. Llora por haber perdido todo eso y desea, con todo el poco corazón que le queda, que alguien se acuerde de Mendinueta y haga posible que el pueblo vuelva a vivir aquellos veranos.
Beróiz sigue vigilando el valle entero. Situado en un punto clave del valle, la vista alcanza de Lizarraga hasta Induráin. Sin embargo, está muerto. Muy poca gente le visita ya y nadie acude a él hacia el 11 de Noviembre, día del Santo Patrón, a "echar" unos bailes o a comer con él, al contrario que pasa con Mendinueta, al que si acuden a celebrar las fiestas.
Izanoz es ya un recuerdo del pasado. No queda nada por allí mas que una cabaña de refugio. Ni campos, ni muros, ni casas, ni la iglesia. Nada. Ahora un pinar rodea un claro, donde antes estuvo el pueblo. El calor que dan los pinos cuando se encuentran cara al sol nos hacen pensar que es imposible encontrar vida por allí. Pero, aunque nos parezca mentira, la hubo.
En el extremo este del valle se encuentra Guerguitiain. Un despoblado que aun mantiene el edificio más antiguo que tenía. Y a mí me parece un auténtico milagro que se halla podido salvar esa pequeña joya si que se le hundiese el tejado. Esta semana pasada, la Iglesia de Guerguitiáin ha pasado a formar parte del ayuntamiento del valle. Una oportunidad de encarrilar a este pueblo de nuevo a las vias de la vida. Gracias, a todas esas personas que los habéis hecho posible: Ayuntamiento de Izagaondoa, especialmente a Ariza, Amigos del Románico, Asociación Valle de Izagaondoa, Fernando Hualde... desde aquí os doy las gracias por esta lucha que habéis llevado a cabo y que se ha cumplido ese sueño que nuestro valle quería y que parecía imposible: conservar esta pequeña iglesia. Y para que digan que los sueños se quedan es eso, en sueños.
Por último, Urbicáin sigue por un camino que no sabemos por donde va. Nos encontramos con un precioso pueblo que va camino de la ruina, que nadie lo cuida, y que da mucho pena verlo así. Sin embargo, a las afueras del pueblo, nos encontramos con unas naves ganaderas y podemos deducir, sin miedo a equivocarnos, que aun late vida por este pueblo.
Olvidándonos por completo de la actividad ganadera que se practica en este pueblo, nos encontramos con 5 viviendas, la mayoría sin un techo digno que las proteja. Sólamente hay una casa que aun se encuentra en buenas condiciones. Casa Predoz sigue siendo la casa más pudiente de todas. Es una pena que los hijos de Ildefonso la han cerrado para siempre. Digo esto porque se encuentra la portada cerrada con un muro de ladrillos.
Izagaondoa es un lugar donde se respira tranquilidad y armonía donde sus habitantes han sabido vivir con la madre naturaleza y, a día de hoy, lo siguen haciendo porque sus antepasados lo hicieron y ellos seguirán con aquello que en su día recibieron y que lo aman y lo amarán hasta que un día desaparezcan de este mundo.